HERBARIA
Curaduría: Caridad Blanco y Guillermo Rodríguez
Herbaria reúne obra reciente de diez artistas cubanos y puertorriqueños. Emulando el proceso botánico, las obras en Herbaria instrumentalizan la naturaleza para convertirla en herramienta retórica y recurso poético. A través de video, escultura y material botánico, la exhibición plantea instancias donde fenómenos naturales se transforman en contenidos culturales.
La muestra retoma varias líneas de investigación que surgen de un primer encuentro con los artistas cubanos hacia el año 2010 cuando muchos de ellos aún cursaban estudios en el ISA. Desde entonces vienen surgiendo diálogos y coincidencias entre su trabajo y el de artistas puertorriqueños que no se conocían entre sí, aparentemente por casualidad. Es entonces que surge el interés y la disposición de trazar puntos comunes y abrir un dialogo más amplio entre ambas producciones artísticas, pues resulta que las circunstancias geopolíticas que surcan el Caribe han multiplicado en vez de dividido las visiones comunes que comparte nuestra región.
En Herbaria Beatriz Santiago Muñoz, presenta obra en video cuya narrativa elíptica explora el paisaje post-militar de Puerto Rico; un espacio donde el pasado aún resuena y el futuro no ha sido determinado. En la obra Jorge González la naturaleza se somete a un análisis escultórico; la historia natural funciona entonces como modelo de abstracción. El trabajo que presenta Javier Bosques responde a una serie anterior donde el artista comisiona objetos escultóricos a trabajadores locales bajo una serie de parámetros abiertos. Esta vez, sin embargo, el contrato es natural. Al igual que la obra de los artistas cubanos, tanto las historias trenzadas de Santiago Muñoz, como el rigor conceptual de González y las enigmáticas imágenes de Bosques, encubren a la vez que revelan una red de relaciones que subyacen ciertos objetos, paisajes e imágenes. Las obras en Herbaria de algún modo disecan el paisaje compartido y lo sintetizan desde una poesía mínima ilustrando cómo la estética y la ideología se instalan en el imaginario cotidiano. El paisaje entonces aparece como documento o como archivo; como un herbario.
Guillermo Rodríguez
Una percepción semejante en torno al paisaje –un paisaje otro– ha hecho posible esta exposición. Visiones que, en cuanto a mi trabajo, fueron dejando trazas en textos y exposiciones desde inicios de 2000 y hasta el presente. Conocer a Guillermo Rodríguez en el verano de 2016, me comprometió a avanzar más lejos con respecto a esas aprehensiones. Acordamos entonces, luego percibir de primera mano sus experiencias coincidentes con respecto al paisaje, y la de otros creadores boricuas, presentar HERBARIA, a partir de una selección de artistas de Puerto Rico y Cuba, cuyas obras subvierten preceptos habituales en este apartado dentro del arte, cuyo nacimiento algunos fijan en la pintura del siglo XVII.
Esta exhibición está centrada en una manera de entender el paisaje como voz filosófica, enunciado geopolítico, proposición conceptual, documento (archivo) y gesto poético. Instancias que con frecuencia se ven multiplicadas a partir del potencial simbólico de los materiales y de los procesos evocados.
Instalaciones, video-instalaciones, dibujos, esculturas; permiten explorar esos espacios de significación que se abren con cada obra. Lo mismo en aquellas donde intervienen elementos tomados del ámbito natural o del entorno cotidiano (arena del río Paso Viejo, madera recuperada, objetos encontrados) que en aquellas donde tiene un rol decisivo la videocreación. Con todas ellas el lenguaje se dilata y redimensiona.
No se describe lo que podría contemplarse en el exterior, se coloca sin embargo al espectador ante la profundidad de las cosas, declarando otras posibilidades de sentido, constituyendo además sistemas abiertos. Así encontramos patria en la búsqueda del horizonte, en The Pure Land de Yornel Martínez, un sitio de meditación entrevisto como voyeur (o acaso un lugar de negociaciones de donde hemos sido excluidos) en Intimidad de Elizabet Cerviño, la forja de lo humano en El ser y el tiempo de Juan Carlos Rodríguez, el bosque en La Maleza de Léster Alvarez, y ese torrente que es el eterno viaje de los hombres por la vida en Peregrinación de José E Yaque.
Traemos a la galería impresiones de lo que se respira en la isla, en el Caribe, en el orbe. Exudaciones que van más allá de la naturaleza o la ciudad, desplazadas por una trama de acontecimientos.
Caridad Blanco de la Cruz